jueves, 27 de noviembre de 2008

Marejada, La Isla.

De modo que este es el invierno, pensó Oreste, al ver la bruma suspendida sobre el río, densa en la superficie, desleyéndose al cielo. Esta atmósfera sin olor. Este horizonte con miles de dientes. Esta garza que me sobrevuela dorada por el sol oblicuo de una mañana que imagino permanente. Un río, ora desaguándose, ora en carrera al desborde. Y los objetos que lo pueblan y que lo sobreviven permanecen obstinadamente.















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